jueves, 19 de mayo de 2011

El PCE y la UJCE critican el violento desalojo de la concentración ciudadana de Sol que demuestra el miedo a la movilización popular frente a la crisis

El PCE y la UJCE critican el violento desalojo de la concentración ciudadana de Sol que demuestra el miedo a la movilización popular frente a la crisis
Partido Comunista de España 


El PCE y la Juventud Comunista piden al Ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba que asuma su responsabilidad y cese a la Delegada de Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, por la desmedida y brutal acción policial de los últimos días. Los y las comunistas se solidarizan con las personas detenidas y reprimidas, y piden su inmediata puesta en libertad.

Para el Partido Comunista de España y su referente juvenil, la actuación de la policía en el desalojo de la concentración de la Puerta de Sol ha sido violenta y desproporcionada. Esta actuación, unida a otras actuaciones policiales, en las movilizaciones de Juventud Sin Futuro o en la propia manifestación del 15-M, como los policías infiltrados que ejercieron de alborotadores en la misma, llevan a los comunistas a pedir la dimisión de la Delegada del Gobierno en Madrid, que debe garantizar la seguridad ciudadana y no reprimir las legítimas manifestaciones de descontento social frente a la crisis capitalista.

La acampada espontánea de ciudadanos y ciudadanas después de la exitosa manifestación de domingo 15 de mayo es una muestra más del descontento mayoritario por la situación de crisis. Los y las comunistas consideran que la actuación del Ministerio de Interior sólo demuestra el miedo que tiene a la movilización popular contra la crisis. Al igual que durante la Huelga General, el Gobierno tiene un doble discurso, por un lado se muestra comprensivo y por otro reprime con dureza. La derecha social y económica teme que la gente trabajadora se movilice para demostrar su descontento por la crisis económica y política.

El PCE y la Juventud Comunista aplauden y apoyan la movilización ciudadana del 15-M. Las manifestaciones en todo el país demuestran la frustración ante las consecuencias de la crisis económica, que ha empeorado las condiciones de vida y de trabajo de la gente, y también van más allá, al elevar este descontento social latente a un descontento político. Las instituciones políticas han fallado durante la crisis, al representar a los grandes poderes económicos y no a la mayoría social trabajadora. Por eso las manifestaciones se dirigían, acertadamente, contra los banqueros y la clase política, con la cual la izquierda no se puede sentir identificada en absoluto.

El PCE y la UJCE realizan un llamamiento a intensificar la movilización popular participando en las próximas concentraciones y acampadas.

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